martes, 29 de abril de 2008

LOS SIETE PECADOS CAPITALES DEL VOLANTEO…CAMINO SEGURO A LA PERDICION

Un instrumento muy valioso y efectivo para la promoción de nuestro negocio o producto es el “volante”.
El tema pasa porque innumerables veces nos han aconsejado hacer volantes para dicha promoción y…no hemos sabido qué hacer con ellos.

¿Cuántos volantes hacer?, ¿qué decir en esos volantes?, ¿en qué material debemos hacerlos?, ¿cómo repartirlos?, ¿en dónde repartirlos? ¿un diseñador publicitario es igual a alguien que sabe manejar un programa de diseño? Son algunas de las preguntas que debemos hacernos ANTES y no después.

El “volanteo” forma parte de nuestra estrategia de comunicación y transmitirá no sólo información sobre nuestro negocio o producto, sino que transmitirá también nuestra imagen.

A continuación encontraremos los SIETE PECADOS CAPITALES DEL VOLANTEO, pecados que irremediablemente nos condenarán a la pérdida de la inversión, por más pequeña que creamos que sea, y no aportarán absolutamente nada bueno a nuestro negocio.

Primer pecado: Nunca planificar

En efecto, si quieres que no suceda nada con la inversión que estás haciendo en volantes nunca planifiques. Nunca analices cómo es tu consumidor, ni cómo son sus hábitos, ni cómo habla, ni qué le interesa, ni cuáles son sus actividades.
Nunca estimes la dimensión de tu mercado potencial y menos calcules la cantidad más aproximada de volantes que NECESITAS.

Segundo pecado: Creer que lo que más le interesa a tu consumidor potencial es el nombre de tu establecimiento…y colocarlo bien grande

Muchísimos negocios cometen este pecado y obvian, lo que se ha repetido hasta el hartazgo,…”una imagen vale más que mil palabras”.

¡Motiva a tu cliente!, ¡Cuéntale lo bien que haces las cosas!, ¡Dile qué tienes preparado para él!
Luego él mismo buscará tu nombre, dirección o la forma en comunicarse contigo. Colocar el nombre de tu establecimiento dominando el poco espacio que tienes disponible es perder la oportunidad de convencerlo.

Tercer pecado: “Hazlo así nomás”

No hombre!... la imprenta IMPRIME…no diseña.
Indudablemente que hay personas que saben manejar muy bien programas de diseño pero NO SON DISEÑADORES.
Yo sé manejar el Excel….pero eso no me hace ingeniero ¿no es cierto?. Igualmente existe mucha gente aficionada al diseño pero sólo los profesionales en comunicación comercial gráfica – diseñadores publicitarios – saben como armonizar los elementos para que su volante transmita aquello que usted busca transmitir.
No se equivoque…lo barato generalmente sale caro. Busque siempre alguien que lo asesore.

Cuarto pecado: Imprímirlo en cualquier papel y en cualquier tamaño.

Hay quienes piensan que si imprimes a un color que no sea el negro – digamos en verde - el consumidor potencial creerá que está impreso a todo color( jé!). Piensan que si lo imprimen en el papel más barato, al consumidor potencial le dará igual. Piensa que si lo hacen lo más pequeño posible…están ahorrando.
El material y el tamaño influye en la percepción de tu negocio y disminuye la posibilidad que el volante entregado sea desechado inmediatamente.
Las personas tienen una percepción propia del valor y así como guardan los descartables o los folletos con muchas fotos y colores, también les es más atractivo un volante bien impreso y en un buen papel .

Quinto Pecado: Cualquiera puede repartir un volante

¿Cuántas veces le han entregado un “manojo” de volantes? ¿cómo se ha sentido? ¿podría describir a la persona que se lo entregó?
Entregar un volante es una invitación al negocio, hay que saludar, sonreír, decir una frase amable que invite: “Hemos abierto una funeraria…lo esperamos”!

Sexto pecado: No conocer a su consumidor potencial

Hay quienes piensan que el transeúnte común y silvestre es la persona adecuada para comprar su producto o ir a su establecimiento.
Si usted va al parque más próximo a su casa..¿son las mismas personas que pasean por el parque en la mañana, en la tarde y en la noche?
Cambian ¿no es cierto?
Dependiendo de su producto o negocio usted sabrá en qué momento y en dónde repartir sus volantes. Conozca a su consumidor, no pierda la oportunidad de llegar eficientemente a él.


Sétimo pecado: Pensar que cuando le entregas un volante a un transeúnte ya has logrado tu objetivo.

Hay quienes creen que cuando entregan un volante, una vez, eso es suficiente para que haya aprendido el consumidor potencial sobre su producto, sobre las bondades del mismo, sobre el beneficio que conseguirá, sobre dónde lo puede adquirir y que cualquier repetición…es una ofensa.
Nada más falso. El consumidor debe aprender sobre nuestro producto y sus beneficios, debe aprender nuestro nombre y nuestra ubicación. Para que esto suceda hay que enseñarle como a los niños… REPITIENDOSELO!.
¿Cuántas veces vemos el mismo comercial en la TV?, ¿cuántas veces escuchamos el mismo comercial en la radio?
La repetición hace el aprendizaje…Recuerde que si entregamos un volante una vez, pueda que el consumidor potencial no lo lea; o lo lea y lo olvide; o lo lea, lo guarde y lo pierda, o que se le presente la necesidad después.

No pequé…es un camino seguro a la perdición.